El coche del terrible

VIVENCIAS CON EL MILQUI

El coche del terrible

por Pepe Gómez, socio n° 183

Mi relaci�n con los Seat 1500 surgi� por mi abuelo materno, Manuel Lozano Herce, taxista en Logro�o con la licencia N�- 59. Mis primeros recuerdos infantiles, hacia 1979, con cuatro a�itos, me llevan a las calles del entonces industrial, pol�gono de Cascajos, donde mis abuelos han vivido toda su vida. Mi abuelo, despu�s de un 1400 C y de un 1500 de primera generaci�n, era propietario de un Seat 1500 de la �ltima serie, negro, con las bandas rojas y blancas de los taxistas de Logro�o, recorriendo de punta a punta sus dos laterales. De ese coche me fascinaba todo, pero destacar� tres cosas:
1�- Era el coche de mi abuelo, que a cualquiera le puede parecer una tonter�a, pero para m� era y es, lo fundamental del Milqui.
2�- Era y sigue siendo, un coche se�orial, amplio y plagado de cromados a diestro y siniestro. A m� con la inocencia t�pica de la infancia, me parec�a que mi abuelo ten�a un coche con detalles de plata.
3�- El gigantesco volante, un tama�o descomunal, teniendo en cuenta que yo siempre he sido bajito y por aquel entonces, me llamaban el hermanito de la Nancy. Era tan grande ese volante que yo pensaba que s�lo mi abuelo, que superaba el metro ochenta, era capaz de pilotar ese coche.

Pues hete aqu� que un buen d�a del citado 1979, mi abuelo sabedor de mi admiraci�n por su coche, me sent� sobre sus rodillas, arranc� su Milqui con ese ronroneo que lo hac�a inconfundible y me dijo: �A ver c�mo me llevas, Pepito�… Asombrado, agarrando aquel volante con una mezcla de orgullo y de satisfacci�n, me volv� incr�dulo a mi abuelo y �l, con uno de sus gestos que tanto recuerdo y tanto a�oro, me hizo ver que no era broma y que en ese momento, yo era due�o y se�or de su Milqui.
Recuerdo que dimos la vuelta entera a la manzana de su casa, mi abuelo con los pedales y yo tomando las cuatro curvas a lo Nicky Lauda. �ste es el recuerdo m�s entra�able que tengo de mi abuelo y de su coche.

Luego vienen a la memoria, las comidas campestres en Ventas Blancas en un paraje al que se acced�a bajando una cuesta que r�ase Vd. del Puerto de Piqueras, mi abuelo siempre la bajaba el primero, marcando el camino a mis padres y a mis t�os… S�, lo han adivinado, en el Milqui siempre iba un servidor… En el asiento de atr�s sin que mis pies llegaran a alcanzar el borde de ese comod�simo butac�n.

Mi �ltimo recuerdo del Milqui de mi abuelo me traslada de nuevo a Ventas Blancas, el d�a (tr�gico para la Historia de mi familia) en que mi abuelo llev� al desguace su Milqui, que si no estoy mal informado y hasta que alguien me demuestre lo contrario, fue el �ltimo Seat 1500 Taxi de la Ciudad de Logro�o. Mi abuelo siempre ech� de menos a su viejo Milqui, aunque tambi�n aseguraba que en aquellos momentos prim� la comodidad laboral (mi abuela en las fr�as noches de invierno, ten�a que bajar una manta con la que envolv�a aquel motor diesel para que no se constipara) y el hecho de que en autopista le adelantaba todo el mundo. El coche de mi abuelo fue desde ese momento y hasta su jubilaci�n un S�permirafiori, que le dio muchas satisfacciones y much�simos kil�metros, pero el empaque y la elegancia del Milqui no se pod�an igualar.

El �D�a del Desguace�, comimos en Ventas Blancas; recuerdo que estaba jugando con mis primos Nuria y Jorge cuando mi abuelo se acerc� hasta nosotros con un objeto circular en las manos. Me lo entreg� dici�ndome: �Toma Pepito, para ti�… Era el volante de su Milqui.
El volante de su coche, su volante, fue el mejor regalo que me ha hecho nadie nunca…
Mi Santa Madre, su hija, se encarg� de que ese volante no llegara a casa nunca… La perdono porque Madre no hay m�s que una y porque es Terribla, que si no…

Hoy, tengo un Milqui y conservo como oro en pa�o y a salvo de mi Madre, ciertas cosas de mi abuelo que llevo conmigo siempre que salgo con mi Milqui: Su reloj, lo que llevaba en su llavero, sus gafas de sol, su mechero, su documentaci�n… Y junto a la matr�cula trasera el apodo de la familia de mi abuelo TERRIBLE y su n�mero de licencia 59.

Para concluir, permitidme que diga lo siguiente: En el m�s all� no s� si habr� Infierno o Para�so, pero a m� me estar� esperando un Seat 1500, con mi ch�fer, MI ABUELO.

Pepe G�mez Lozano.
Nieto del �TERRIBLE�

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